La historia de la ortodoncia

La ortodoncia es una especialidad muy concreta de la odontoestomatología que se encarga del diagnóstico, prevención y tratamiento de la malposición de los dientes y los efectos de los huesos maxilares.

Etimológicamente, la palabra “Ortodoncia” proviene de dos vocablos del origen griego, “orto”, significa “recto” y “odontos” que significa diente.
Este tratamiento proviene de la rama de la estomatología encargada de la supervisión, cuidado y corrección de las estructuras dentofaciales, incluyendo aquellas condiciones que requieran el movimiento dentario o la coerción de las malformaciones óseas.
A pesar de su origen, fue a finales del siglo XIX cuando Joaquín Lefoulon, uno de los dentistas más importantes de la época escribe un libro llamado “Ortopedia Dentaria y Ortodóncica” donde trataba las irregularidades dentales, y de ahí ya se le asignó nombre propio a esta disciplina.

¿Conoces los orígenes de este tratamiento dental tan demandado actualmente?
Los dientes dañados han supuesto un problema para muchos individuos desde tiempos inmemorables y los intentos para corregir esta alteración se remonta a culturas como la egipcia, griega y etrusca.

Hipócrates, considerado uno de los padres de la medicina, 400 años antes de nuestra era ya decía que “si los dientes estaban desviados o desplazados, era preciso corregirlos con un hilo de oro, preferentemente”
Sin embargo, él no fue el primero en preocuparse de que los dientes estuvieran bien alineados. En el Antiguo Egipto por el año 1.600 a.C, los faraones ya buscaban formas de lucir una bonita sonrisa. De hecho, con tripas de gato fabricaron cuerdas para utilizarlas como ortodoncia.
Esto se verificó con el descubrimiento de momias egipcias con bandas metálicas alrededor de cada diente.

Y ahora que conoces los orígenes, ¿No tienes curiosidad por saber cuál ha sido su evolución?
Los etruscos, entre el 770 y el 270 a.C aproximadamente, colocaban puentes de oro en las bocas de los fallecidos, parece ser que se preocupaban por irse al más allá con una sonrisa perfecta.
Más tarde, Aulo Cornelio Celso, uno de los médicos más celebres de la antigua Roma, en el año 50 a.C propuso que cuando creciera un diente definitivo en la boca de un niño y el de leche no se había caído aún, había que empujarlo hasta que se cayera y luego empujar el definitivo hasta su sitio.
A partir de aquí, la odontología no sufrió grandes innovaciones, simplemente porque en la Edad Media el progreso de las ciencias fue pobre, lo que provocó que los primeros tratamientos de ortodoncia fueran bastante rudimentarios.

En el año 1728 Pierre Fauchard publicó en su trabajo “El cirujano Dentista: Tratado sobre los dientes” el primer aparato dental “el bandeau” que consistía en una cinta metálica con forma de herradura, que estaba sujeta por lino o hilos de seda.

El libro de Fauchard fue un gran impulso para la innovación de las ortodoncias, ya que en 1803 Joseph Fox describe un aparato muy parecido, con la diferencia de que estaba construido con oro y tenía sujeto dos bloques de marfil para levantar la oclusión a nivel de los molares y permitir la corrección de linguoclusiones de dientes anteriores.
Este avance representó el primer dispositivo ideado para levantar la oclusión, principio que se emplea en la actualidad continuamente.
A pesar del cambio, la aparatología era primitiva, no solo en diseño, sino en la calidad de los materiales, por lo que John Nutting Farrar en 1875 ideó aparatos de metal compuesto de tornillos y tuercas, con el objetivo de evitar algunas molestias a los pacientes y reducir el peligro que las estructuras dentarias provocaban a causa de los materiales con los que estaban fabricados.
La ortodoncia dio un gran paso en la era moderna con la llegada de Edward H. Angle, considerado el padre de la ortodoncia, ya que a partir de sus estudios empieza a considerarse una verdadera especialidad. Sus obras “Notas acerca de la Ortodoncia con un Nuevo sistema de Regulación y Retención”, “Maloclusiones de los dientes” o “Dental cosmos” contribuyeron a consolidar la ortodoncia.

En 1900 crea la primera escuela relacionada con esta especialidad, y la Asociación Americana de Ortodoncia. En este momento, se pasa de considerarla como una simple técnica para alinear los dientes a un pilar fundamental para la salud.

En 1928 Angle introdujo el bracket edgewise, que remplazaba el mecanismo de arco cinta, por una aparatología con un calibre de .022x.028 milésimas de pulgada, el calibre con menor dimensión que se utilizaba en la época.

A raíz de los estudios de Angle, las últimas décadas han servido para ir mejorando los materiales utilizados en los brackets, facilitar el trabajo del ortodoncista y llevando a un gran desarrollo de la ortodoncia estética en la que se comienza a sustituir los brackets de metal por los de cerámica y la ortodoncia invisible.

En definitiva, esperamos que esta entrada os haya servido de utilidad y os haya aportado información interesante para conocer de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos, y dónde podemos llegar si seguimos invirtiendo en esta rama de la salud, que cada día va obteniendo el lugar que se merece

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